lunes, 5 de noviembre de 2007

Romper el "techo de cristal"

En la editorial del día de hoy, El Universal hace una reflexión acerca de la desigualdad laboral que sufren las mujeres en nuestro país.

Los dos ejes centrales de acción de Diversidad Alternativa desde su fundación, son el combate a la homofobia y la lucha por garantizar la equidad de género en todos los ámbitos.

En este caso, El Universal hace referencia a la discriminación que sufren muchas mujeres en el ámbito laboral por cuestión de género, en cuanto a “sueldos, puestos directivos, propiedad de las empresas, papel de empleadoras y, en suma, en cuanto a ámbito o clima favorable para el pleno desarrollo de la mujer en las empresas”.

Asimismo, hace referencia al acoso sexual que sufren muchas mujeres dentro de su lugar de trabajo.

Luchemos contra la misoginia!!!

Erradiquemos la discriminación por género!!!

Diversidad Alternativa refrenda su compromiso en pro de la equidad de género.


Romper el "techo de cristal"
Editorial EL UNIVERSAL

Somos un país misógino, laboralmente hablando. Tan sabido es que lo callamos con un resignado levantamiento de hombros: "qué se le va a hacer". La respuesta tiene que ser: "mucho es lo que se puede hacer", porque de otra forma estaríamos condenado a México a un permanente atraso nacional, al relegar al 50% de su talento en recursos humanos.

El Foro Económico Mundial publicó una tabla de desigualdad laboral, donde nuestro país quedó en el lugar 112, de un total de 131, en marginación para la mujer. Aun cuando la fuerza laboral femenina pasó de ser el 18% del total en 1970, al 40% en 2006 hay marcadas evidencias de discriminación por lo que se refiere a sueldos, puestos directivos, propiedad de las empresas, papel de empleadoras y, en suma, en cuanto a ámbito o clima favorable para el pleno desarrollo de la mujer en las empresas.

Debemos hacer de México un país donde el simple hecho de ser mujer no sea desventaja. Donde la discriminación por sexo no exista. Menos sueldo a la mujer en puestos similares a los de los hombres, con la misma carga de trabajo y responsabilidad. No se vale.

El acoso sexual no es algo que se haya terminado. Habrá mutado en formas, pero por desgracia permanece intacto en una sociedad machista, donde el que tiene el poder, generalmente un hombre, abusa de la condición de mujer de sus compañeras de trabajo o subordinadas. Poco se ha avanzado al respecto y muchas compañías prefieren obviar ese tipo de problemas o minimizarlos.

El problema supera cualquier elemental reclamo de equidad de género por cuestiones de carácter ético. No es un tema que se resuelva artificialmente con la cuestionable asignación de cuotas, sino con la modificación de un claro patrón cultural ominosamente incubado en los hogares, trasladado después a las aulas del sistema educativo nacional y traducido, finalmente, al aparato productivo en inequidad para el acceso a las oportunidades de desarrollo.

Si queremos tener viabilidad como país para los próximos años, tenemos no sólo que pensar en nuestra consolidación financiera, sino en la forma en que hacemos las cosas. No podremos ser ciudadanos del siglo XXI con prácticas medievales donde la mujer sea un accesorio y nada más.

Los avances de la ciencia han demostrado la diferenciación cerebral de facultades por sexo, por lo que no podemos estar desaprovechando las habilidades propias y únicas de las mujeres. Los negocios, las familias y el país se beneficiarán de la plena integración de la mujer.

En términos de empresas, tenemos que acabar con lo que la terminología feminista designa como el "techo de cristal", que es la idea de que las mujeres pueden ver la cúspide de sus negocios, tocarlos incluso, interactuar con sus detentadores hombres, pero nunca, o muy rara vez, acceder a tales puestos directivos.
Hay mujeres sorprendentes, líderes de empresa destacadas, directivas arrojadas cabeza de proyectos importantes, pero son las menos y casi siempre acompañadas por amargas experiencias, renuncias personales o suspicacias malsanas.

La disyuntiva es clara en materia de género: modernidad o atraso.
Fuente: El Universal

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